jueves, 18 de febrero de 2010

Las putas chinas, ¿dónde se meten?

Las que vienen a España no se parecen a éstas.


Vaya un día más raro que llevo hoy también.

De la que volvía a casa para comer, me tropecé con un chinito de los que nos están invadiendo y van ocupando locales grandes con sus negocietes de baratijas, falsificaciones y juguetes venenosos. Este chinorris salió del portal en el que se encuentra el piso reconvertido en madriguera donde convive con varios de sus congéneres (no de género masculino, sino de género taxonómico chimiopithecus), y el tipo va y se pone a mear en el muro que tiene frente a su portal. Mi reacción al primer golpe de vista fue enfadarme, porque tengo cierta tendencia humanista a considerar como iguales a todos los antropoides y un poco de autosuficiencia paternalista. Menos mal que luego reconsideré mi postura y fui justo. No le increpé porque posiblemente estuviera marcando el territorio como si se tratase de un oso panda. Además también he visto muchas películas de Bruce Lee y prefiero no putear a un chino a no ser que lleve gafas o esté manifiestamente ebrio; y no era el caso.

Tras una tarde productiva dedicada a mis asuntillos, decidí aprovechar el tiempo viendo la tele. Retransmitían un partido del Atlético de Madrid contra un equipo de Turkía (país en el que entierran vivas a las hijas que les salen calentucas y que nos enriquecerá con su cultura cuando entre en el Mercado Común). Resulta que con los osmanlís jugaba un tipo llamado El Ano y tuve que cambiar de canal porque era la hora de cenar. Ya estuvo bien de escatología extranjera por hoy, pensé.

Pues bien... Haciendo zapping me salió un canal que se llama Siete en el que varias cámaras emiten como si fuera en directo (este dato no lo tengo confirmado) la vida en un zoológico de transexuales y zorras.

Estos encuentros con la realidad generan estrés en el contribuyente. Y, ya que en España sólo pueden andar por ahí con armas los gitanos y demás delincuentes (albanokosovares, rumanos, moros, vascos, sudacas, etc.), ¿por qué hay gente contraria a las peleas de gallos?