jueves, 16 de diciembre de 2010

Incidentes en los Premios Príncipe de Asturias


Ahora que sólo se habla de que las mujeres empiezan a parir por la calle y del asunto Wikileaks, nos sorprende una noticia curiosa acerca de la discrección con la que la diplomacia asturiana llevó el altercado que se produjo tras la entrega de los Premios Príncipe de Asturias este año 2010.

Menuda la que se lió en la gala cuando los premiados en las disciplinas de Ciencias Sociales y en la de Cooperación Internacional se encontraron entre bastidores. Por razones que expondremos a continuación, entre todos ellos organizaron un violento rifi-rafe en el que también se vieron involucrados los demás asistentes, resultando heridos leves un camarero del Hotel y una fotógrafa de prensa —por meterse en medio a separar.

Recordemos que el galardón de las Ciencias sociales les tocó a unos chinos que andan escarbando en el mausoleo del emperador Qinshihuang, un dictador megalómano, famoso por las esculturas de terracota que por aquí llamamos Guerreros de Xi’an. Este premio causó bastante indiferencia, pues en general la sociedad está convencida de que las cosas de chinos es preferible que las arreglen entre ellos, que se conocen mejor.

Y recordemos también que el reconocimiento en el área de Cooperación Internacional se lo llevó la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) junto con The Transplantation Society (TTS), por sus décadas de trabajo destinadas al estudio de las técnicas de transplante de órganos en humanos.

Pues bien... Los chinos, que no saben de qué van estas cosas y se enteraron del premio por la prensa, llegaron a Oviedo creyendo que los galardonados por su contribución a los transplantes iban a ser ellos. No en vano los miles de condenados a muerte que procesa* el régimen han cambiado la percepción que el resto del mundo tenía sobre China. Ya no es simplemente aquel país miserable, sino que además es entre otras cosas un boyante mercado de órganos controlado por mafias locales. La producción alcanzada es tal que, permitiéndonos un símil vinícola, es la Castilla-la Mancha de los órganos humanos. Esperemos que en este campo no se tiren a las falsificaciones, como en todos los demás productos y subproductos que exportan.

Durante la ceremonia de los premios, cuando la presentadora que hacía los paripés llamó a otros (ONT y TTS) para el rollo de los transplantes, nuestros proveedores de salud se mosquearon y allí mismo en caliente planearon poner las cosas en su sitio, convencidos de que su país, como único productor de órganos legalmente reconocido por un gobierno, estaba contribuyendo más que nadie con el sistema mundial de transplantes.

Unas copas que se habían tomado en el tradicional «vino español», y un poco de kárate que traían aprendido de casa les envalentonó lo suficiente como para encararse con los demás premiados despotricando sobre la supuesta manipulación que somete al jurado y todas esas cosas.

El efecto de la conocida pachorra china les impide diferenciar a las personas con rasgos occidentales, por lo que fueron exibiendo sus malas maneras con todos los que se cruzaron en su camino sin conseguir captar la atención de nadie... Nadie les prestaba atención hasta que uno de ellos, el más gordo, de un golpe con el canto de la mano rompió en dos una mesa al grito de «¡¡orient!!». Entonces la gente ya no pudo más y se liaron a palos con ellos hasta que llegaron unos guardias y se los llevaron.



Por culpa de este altercado, el homólogo de Moratinos estuvo a punto de hacerse el hara-kiri. Afortunadamente para él, en el último momento se dio cuenta de que eso de rajarse lo hacen los japoneses, y aunque sean muy parecidos, los chinos no necesitan apuñalarse para estar bien consigo mismos. [...] como ya había vendido sus órganos, el pillín tuvo que devolver el dinero.

* procesar aquí se emplea en la tercera acepción del diccionario RAE: Someter a un proceso de transformación física, química o biológica. En este caso, los condenados chinos son transformados en órganos útiles listos para ser vendidos a otras personas.