martes, 22 de septiembre de 2009

Los taxistas madrileños quieren el oro olímpico


Los taxistas madrileños, o «pesetos» como se conoce familiarmente al gremio, quieren que se celebren en Madrid las olimpiadas. Este colectivo garantiza que una olimpiada en la capital de España dejará más oro que el obtenido en las demás ediciones anteriores. La fórmula es bien sencilla: Los taxistas harán con los deportistas y visitantes coyunturales lo mismo que llevan haciendo toda la vida con los demás forasteros. Pero en lugar de un rodeo les darán dos o incluso tres antes de dejarles en su destino. De esta manera, lo que no ganemos con la avellana [el deporte] lo ganaremos con la castaña [el bandolerismo].

Según una encuesta, los taxistas están a favor de los extranjeros. Sobre todo de los atontados japoneses y de los europeos o norteamericanos con dinero. Ahora bien, como afirma un taxista que quiso mantener el anonimato, «moros, sudacas y negros no nos gustan porque en estos casos son ellos los que nos roban a nosotros, al contrario que los primeros».


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Filipino, sí; mucho. ¡Pero no tonto!

Qué agradable noticia. La policía ha puesto a buen recaudo a un filipino que no supo comportarse como latin lover y se hizo violador.

El jodido criminal asiático encima tenía un gusto «a la occidental», es decir, le gustaban las tías buenas normales. Nada de las fieras africanas, asiáticas o andinas. Eso no dice nada en su favor, pues los estudios afirman que para un asiático, mantener relaciones con «tías buenas normales» es una perversión como pudiera ser para un español sodomizar a un ornitorrinco. Se debe al delirio que despiertan en nosotros aquellos seres u objetos que sólo se ven en la tele, los libros y algunas exposiciones.

La suerte que tuvo este bicho es que cometió sus delitos en España y las víctimas son españolas, así que no le pasará nada. Por otra parte, no había cámaras que inmortalizasen sus hazañas, ahorrando a Zapatero el trago de tirar de las orejas al mandamás filipino de turno y por añadidura a todos los filipinos del mundo (recordemos la reacción del presidente Correa en el triste caso de Sergi Xavier en el metro de Barcelona).

Para terminar, que quede bien claro que el filipino violador de españolas no es racista, es una víctima.