El día 20 de febrero se presentó este conjunto en Gijón. Actuaron cuatro miembros, uno de barba, otro de gorra negra, el batería y el del medio. Canta el de barba y a veces hace coros el batería, cuando los coros llevan alguna frase. Los coros de "uuh aah" y tal los hacía también el del medio. El de gorra además de tocar la guitarra también hacía una gracia que era hacerse el patizambo, al principio, pero luego ya no lo hizo más, parece ser que el público no lo pillaba porque los chistes al traducirlos pierden la gracia. Esto no era chiste, era como cuando Arévalo hacía de subnormal, y la gente se reía pero al patizambo no le entendimos.
Las canciones, algunas buenas, otras muy buenas y otras prescindibles. Tenían pinta de ser un poco garrulos, se nota que no saben de vestir bien. Los 3 de delante son feos, y era el batería el más agraciado, aunque casi no se le veía. Al finalizar era el que vendía los cd's. No se enrollaron con el público porque no dijeron en español ni hola ni gracias ni adiós, y ni se despidieron.
Comentario aparte merece el telonero. Un pelmazo llamado Marzipan man. Unas canciones en inglés con guitarra y harmónica como la de Bob Dylan pero en malo.
Poca vista tiene, pues no hace falta letra si haces música de baile, pero si vas de cantautor o neotrovador y las melodías no son tu punto fuerte debes procurar que tu escaso público entienda al menos el mensaje contenido en los textos.
Poco profesional, cada poco se le movía el hierro que le sujetaba la harmónica al cuello, y nos lo contaba como de colegueo.
Su actuación no gustó, la gente se puso a charlar animadamente, lo cual le molestó, y solicitó respeto y atención para el artista. Me parece muy bien que exijamos respeto, pero empecemos respetando al respetable (el público), que no se merecía ese tostón. Así que el primero en faltar al respeto fue él. Si se pensaba que al auditorio le vale todo se equivocó de actitud. Cierto es que Gijón está llena de modernos y gafas de pasta con bolso (varones), pero entre la masa anónima están otras personas que evalúan estas propuestas en base a sus vivencias y conocimientos, alejados de modas y snobismos, y que no le dan el aprobado. Si quiere dedicarse al negocio es recomendable que ofrezca algo decente.
Las canciones, algunas buenas, otras muy buenas y otras prescindibles. Tenían pinta de ser un poco garrulos, se nota que no saben de vestir bien. Los 3 de delante son feos, y era el batería el más agraciado, aunque casi no se le veía. Al finalizar era el que vendía los cd's. No se enrollaron con el público porque no dijeron en español ni hola ni gracias ni adiós, y ni se despidieron.
Comentario aparte merece el telonero. Un pelmazo llamado Marzipan man. Unas canciones en inglés con guitarra y harmónica como la de Bob Dylan pero en malo.
Poca vista tiene, pues no hace falta letra si haces música de baile, pero si vas de cantautor o neotrovador y las melodías no son tu punto fuerte debes procurar que tu escaso público entienda al menos el mensaje contenido en los textos.
Poco profesional, cada poco se le movía el hierro que le sujetaba la harmónica al cuello, y nos lo contaba como de colegueo.
Su actuación no gustó, la gente se puso a charlar animadamente, lo cual le molestó, y solicitó respeto y atención para el artista. Me parece muy bien que exijamos respeto, pero empecemos respetando al respetable (el público), que no se merecía ese tostón. Así que el primero en faltar al respeto fue él. Si se pensaba que al auditorio le vale todo se equivocó de actitud. Cierto es que Gijón está llena de modernos y gafas de pasta con bolso (varones), pero entre la masa anónima están otras personas que evalúan estas propuestas en base a sus vivencias y conocimientos, alejados de modas y snobismos, y que no le dan el aprobado. Si quiere dedicarse al negocio es recomendable que ofrezca algo decente.
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