sábado, 8 de noviembre de 2008

Licencia para incordiar


Un ciudadano pasaba por delante de un incendio y decide salvar los muebles e intentar socorrer a las víctimas. Mientras se afanaba en tan noble tarea, un agente de la Guardia Civil le empieza a dar tirones a su manguera, con lo que eso molesta, y a ordenarle (porque estos trabajadores son autoridad aunque no tengan sindicatos) salir y dejar aquello quemarse. Ver aquí

El ciudadano es desobediente y no sale. Ya puestos, le podían haber disparado. Aunque fuera a las piernas, para no matarle.

Cuando pasó el peligro, el agente le denunció por desacato a la autoridad, pero creemos que el motivo verdadero fue porque le estaba robando el protagonismo. Y robar, además de pecado es delito.

Actúan nuestros agentes sabiendo que no hace falta entrar a "Las Barranquillas", ni al "Príncipe Alfonso", ni al "Polígano" a molestar a nadie. Pues en cualquier parte pueden encontrar el modo de cubrir su expediente.

Por otra parte, el juez impuso al denunciado una multa y tendrá que asumir las costas del juicio. A ver si se va a pensar que el buen funcionamiento de nuestra justicia es gratis.

Para colmo, resulta que el desobediente era bombero de incógnito.


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