miércoles, 20 de agosto de 2008

La chica que parió un pulpo



Esta es la historia de una chica que un día parió un pulpo, como quien pare un niño o una idea.

Se trataba de una madre soltera, soñadora, que durante la gestación proclamaba que su retoño se criaría y crecería en la comuna en la que ella soñaba que vivía.

Pero como a toda buena madre, el instinto maternal le apareció y le hizo replantearse esa cuestión. Decidió buscar entonces los mejores padres adoptivos que asegurasen el porvenir de su criatura. Como las leonas, que sólo se valen del león más fuerte.

La criatura nació antes de tiempo y eso le causó un poco de confusión.

Les ofreció el honor a 2 candidatos, que aceptaron gustosamente. Se convirtieron así en los padres adoptivos (Padre 1 y Padre 2 a partir de ahora).

Se tomaron muy en serio el desarrollo del retoño, al que fueron educando de acuerdo a sus ideales (los de los padres, alineados con los de la mamá), y de paso intentaron inculcarle unos valores fundamentales que la madre no tenía muy claros.

Con el tiempo, Padre 1 se fue encariñando con la criatura a la que dedicó todo su tiempo y llenó de atenciones para conseguir su afinidad. A todos nos gusta que nuestros hijos se parezcan a nosotros más que al vecino. Aunque sean adoptados. ¡Y si no nació con mis manías, se las enseño! Pensaba Padre 1.

Y mientras tanto, Padre 2 y la madre se relajaban, pues "está bien que alguien haga de niñera", se susurraban sin saber que la criatura iba tomando consciencia y había aprendido a decir antes Padre 1 que mamá.

"La cosa se está torciendo", pensaban sin decirlo los 2 vaguetes. Se dieron cuenta de su propia desidia cuando la gente les decía por la calle: "Hemos visto a Padre 1 con su hijo. Es clavadito a él". Ellos fueron por el camino más corto y creyeron que Padre 1 había usurpado el cariño de la criatura. En realidad él se había ocupado de criarla. Y no a escondidas, pues no hacía falta porque los otros nunca estaban mirando sino a sí mismos.

Ahora la madre busca padrino, pero es difícil porque el bicho ya está crecido, con sus vicios y virtudes, es clavadito a su padre y ¿quien va a querer pagarle la comunión?


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