jueves, 19 de marzo de 2009

El «mierda» de los petarditos

Así llamaban unos amigos míos a un conocido suyo cuando éramos pequeños.

A los niños les gustan los petardos porque molestan a los adultos, es decir, a la gente con sentido común. Es comprensible que en su molesto papel vital, los niños jueguen con petarditos. Pero ojo, que a quien abuse de ellos molestando a los demás niños (que son sus propios jueces con sus propias leyes) le puede caer un mote así para toda la vida. ¡Ya tienes que ser molesto como para que un niño piense que molestas! Pues los petardos tienen estas cosas.

Ahora que salen tanto por la tele las populares «fallas» de Valencia, vemos cómo los petardos igualan coeficientes. Niños y mayores comparten una misma ilusión. La ilusión de molestar, de romper tímpanos, de chamuscar epidermis u otras cosas...

Viendo (por la tele) comportamientos como encerrarse en esos cercados que montan para tirarse petardos de los que sólo meten ruido, me pregunto: ¿Son normales? ¿Saben que todos llevan dentro un «mierda» de los petarditos?

Que se callen ya, y que nos dejen dormir en paz. O mejor, métanse los petarditos por el culo y denles candela.

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