viernes, 21 de mayo de 2010

Agradables sesión vermout y almuerzo



Hoy por la mañana quedé para tomar unos vinos con una amiga y mantuvimos una charla muy interesante porque es feminista.

«Feminista» no tiene connotación negativa, a diferencia de «machista». Si la naturaleza es sabia, la sociedad también [iban en el mismo libro y algo se le ha pegado]. Ello explica que esta benevolencia con el término esté calculada aposta para compensar el uso de las palabras «coñazo» para referirse a algo tedioso, y su contrapuesto «cojonudo». Piensa sin pensar la sociedad que así se reparten las cosas, como siempre. Muñecas y balones, ropa rosa y ropa azul... Y todos contentos pues, como reza el aforismo, «igualdad significa tratar de modo distinto las cosas que también son distintas».

Hablaba mi amiga sobre sus amigos y me atreví a cuestionar sus palabras. Pues hasta que un hombre no madure, es imposible su amistad desinteresada con una mujer a no ser que ésta sea horriblemente fea. Ella no estaba de acuerdo, y creía que había sabido rodearse de los hombres adecuados para poder contarles sus cosas sin que ellos intentasen arrimar la cebolleta. Cuando vio mi cara de escepticismo, confesó que esos amigos eran «gays». Y que todos los «amigos "heteros"» que había tenido antes, sí que habían intentado «forzar un romance».

A continuación y durante un rato, se le quedó cara de «pues igual tienes razón».

Después de los vinos fuimos a comer con una invitada suya y eso enriqueció la charla. Hablando estábamos de temas profundos cuando salieron a la palestra algunas experiencias religiosas. La mía, leer en una boda, nos condujo a la siguiente; un viaje que realizó nuestra invitada a EE. UU. para asistir a un desposorio luterano. Cerró el círculo mi amiga hablando de su asistencia a un himeneo oficiado por 2 ritos distintos, pues tratábase de un italiano y una japonesa. Aquí yo ya no pude más, y tuve que hacerlas caer en la cuenta de que eso último no es religión, y tampoco es una boda, sino un cruce.


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