miércoles, 28 de abril de 2010

A la cárcel van los malos

A éstas les están dando su merecido, pero en «su casa» y a «su manera»

Paradojas sexuales: Si por casualidad eres un extranjero que vienes a España a violar y a matar españolas, estás de enhorabuena, pues podrás seguir haciendo lo que mejor sabes con el beneplácito de las élites sociales [ellos nunca te tendrán de vecino]. Es posible que acabes en chirona, donde te tratarán como a un rey. Por contra, si eres un funcionario que recurre a inocentes juegos sexuales con el noble fin de intentar contribuir en la reinserción de las reas, en ese caso la sociedad no va a ser tan comprensiva contigo.

La prensa antiespañola está haciendo campaña en contra del sentido común, a ver si consiguen que un día nos suicidemos todos como si fuéramos de una secta. Me explico: resulta que ahora pretenden que nos sintamos culpables porque entre otras, una antigua interna del centro penitenciario Madrid I, en Alcalá Meco, aseguró que ha sido forzada por «funcionarias y funcionarios» y que ofreció «favores sexuales sin su permiso y cuando no le apetecía».

Le ha quedado precioso. Como para un folleto «tope de gama» de una ONG. Seguro que cuando ella mató, o robó, o Etóo a sus víctimas, a éstas sí que «les apetecía».

¿Qué personaje de ficción se cree que es esa zorra? Si estás en el talego es por haberle arruinado la vida a alguien y puede que también a sus allegados. Así que todo lo que te pase, sobre todo si es malo, te lo mereces.

Un funcionario de prisiones tiene una tarea muy difícil, pues tiene que torear con chusma todos los días. Que si matones, que si violadores, ahora un moro, ahora un travelo, que si luego viene un sudaca, después un rumano, terroristas españoles, gitanos, gordos, zurdos... En fin, lo mejorcito de cada casa.

Por esta razón, me parece bien que se desahoguen en el tajo. Así se cogerán menos bajas laborales y les enseñarán a estas cautivas lo que vale un peine y lo que es el goce del cariño, aunque «desde la otra parte». Así cuando salgan estarán más preparadas para vivir entre nosotros. No se nos olvide que a la cárcel van los malos.


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