Querido amigo.
Recibí tu carta, en la que me cuentas tus viajes. ¡Qué envidia!
Mientras leía tus impresiones ansiaba visitar aquellos lugares que describías, y me venían a la mente recuerdos de los lugares en los que ya había estado, como Sanabria, El Escorial, o Ávila.
Cuando estuve en Sanabria me alojé en un precioso hotel rural en el pueblo de Trefacio. Es un lugar especial, que me dejó la sensación de que tengo que volver.
El Escorial lo visité 2 veces, una de pequeño con mis padres y otra de mayor con una señora. También estuve en El Valle, y es verdad que los regímenes fascistas han construido obras faraónicas con intención de perdurar. Aquí en Gijón tenemos un ejemplo con la Universidad Laboral. Se trata del edificio más grande de España, que en su día iba a albergar un horfanato minero y acabó siendo una universidad en la que estudiaban, comían y se alojaban aquellos que no tenían dinero para pagarse los estudios. Esto parece que está olvidado, pero hubo una época no muy lejana en la que el gobierno buscaba el bienestar para el obrero con hechos (no con demagogia), y además no había vacas locas ni sida ni atascos, la gente se podía comprar una casa y tener varios hijos, y éramos todos mucho más jóvenes que ahora.
Con la caída del régimen llegó la revancha. Los comportamientos de los nuevos guías conducían a pensar que todo lo hecho en los 40 años anteriores era malo y llevaron a este edificio al abandono y casi la ruina.
Ahora se vuelve a inaugurar, sin el yugo y las flechas en la fachada, y me temo que no faltará una placa atribuyéndose el mérito a ellos mismos (los demócratas que han conseguido que nadie no rico pueda comprarse una vivienda en España), como haría el famoso personaje de Orwell. Me pregunto qué habría pasado si se hubiese derrumbado por ruina. Supongo que habrían dicho que era un edificio obsoleto, afuncional y mal hecho como todo lo que se hizo entre el 36 y el 75, y además símbolo de la represión y la injusticia.
Los nuevos gestores de La Universidad Laboral de Gijón parece que buscan convertirla en un santuario para el pisoteo de modernos que peregrinan con sus ideas a cualquier lugar que exponga obras de “vale todo”, incomprensibles hasta para su autor.
Sinceramente, me quedo con el espíritu con el que se fundó.
Y ahora te contaré que estoy trabajando muy ilusionado con mi socia Isabel, hemos hecho un pequeño estudio de diseño y agencia de publicidad, y nos llamamos... Ya te lo contaré cuando te vea, ¿ok?
Un abrazo a todos!
Recibí tu carta, en la que me cuentas tus viajes. ¡Qué envidia!
Mientras leía tus impresiones ansiaba visitar aquellos lugares que describías, y me venían a la mente recuerdos de los lugares en los que ya había estado, como Sanabria, El Escorial, o Ávila.
Cuando estuve en Sanabria me alojé en un precioso hotel rural en el pueblo de Trefacio. Es un lugar especial, que me dejó la sensación de que tengo que volver.
El Escorial lo visité 2 veces, una de pequeño con mis padres y otra de mayor con una señora. También estuve en El Valle, y es verdad que los regímenes fascistas han construido obras faraónicas con intención de perdurar. Aquí en Gijón tenemos un ejemplo con la Universidad Laboral. Se trata del edificio más grande de España, que en su día iba a albergar un horfanato minero y acabó siendo una universidad en la que estudiaban, comían y se alojaban aquellos que no tenían dinero para pagarse los estudios. Esto parece que está olvidado, pero hubo una época no muy lejana en la que el gobierno buscaba el bienestar para el obrero con hechos (no con demagogia), y además no había vacas locas ni sida ni atascos, la gente se podía comprar una casa y tener varios hijos, y éramos todos mucho más jóvenes que ahora.
Con la caída del régimen llegó la revancha. Los comportamientos de los nuevos guías conducían a pensar que todo lo hecho en los 40 años anteriores era malo y llevaron a este edificio al abandono y casi la ruina.
Ahora se vuelve a inaugurar, sin el yugo y las flechas en la fachada, y me temo que no faltará una placa atribuyéndose el mérito a ellos mismos (los demócratas que han conseguido que nadie no rico pueda comprarse una vivienda en España), como haría el famoso personaje de Orwell. Me pregunto qué habría pasado si se hubiese derrumbado por ruina. Supongo que habrían dicho que era un edificio obsoleto, afuncional y mal hecho como todo lo que se hizo entre el 36 y el 75, y además símbolo de la represión y la injusticia.
Los nuevos gestores de La Universidad Laboral de Gijón parece que buscan convertirla en un santuario para el pisoteo de modernos que peregrinan con sus ideas a cualquier lugar que exponga obras de “vale todo”, incomprensibles hasta para su autor.
Sinceramente, me quedo con el espíritu con el que se fundó.
Y ahora te contaré que estoy trabajando muy ilusionado con mi socia Isabel, hemos hecho un pequeño estudio de diseño y agencia de publicidad, y nos llamamos... Ya te lo contaré cuando te vea, ¿ok?
Un abrazo a todos!
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